La sostenibilidad se nos queda corta

 


Hemos llegado a un punto como sociedad que prácticamente estamos colapsando. La naturaleza, los ecosistemas empiezan a entrar en el punto de no retorno, el suelo cultivable en su gran mayoría padece un agotamiento extremo, los acuíferos tienen épocas en los que se secan, los glaciares comienzan a derretirse y las desigualdades sociales han alcanzado una brecha insalvable. (En el informe de la FAO El estado de los recursos de tierras y aguas del mundo para la alimentación y la agricultura Sistemas al límite, elaborado en este 2021 SOLAW 2021 se facilita nueva información sobre la situación de los recursos de tierras, suelos y aguas,así como las evidencias relativas a la evolución de las tendencias alarmantes en el uso de los recursos)

A comienzo de los 70 los científicos ya avisaban sobre los graves problemas, a los que, como sociedad, nos enfrentábamos si no tomábamos medidas con el modelo económico extrastivista en el que vivimos.

Año tras año desde la segunda década de los 2000, vamos escuchando o leyendo en las noticias, como si no fuese con nosotros, que hemos consumido ya todos los recursos que nuestro planeta puede generar ese año, noticias catastróficas que parecen no importar a nadie salvo a los científicos. Esto suele comunicarse a mitad de año más menos, según países, y así continuamos nuestra actividad con normalidad el resto de año, aún a sabiendas, que lo que queda de año viviremos restándole recursos o la generación venidera.

"Consumimos nuestros recursos naturales como si fueran productos que podemos comprar nuevamente cuando se terminan y consumir tanto como queramos" Lena Michelsen

Según expertos en temas de sostenibilidad, necesitaríamos 1,7 planetas para satisfacer lo que la población mundial exige al ecosistema.

"Actualmente, nuestro consumo excede un 70% lo que nuestro planeta puede renovar" Mathis Wackernagel

El día exacto en que la humanidad comienza a exigir demasiado a la Tierra es determinado cada año por The Global Footprint Network. Un grupo de investigación de esa ONG compara la biocapacidad del planeta con los recursos que hemos usado, es decir, la huella ecológica de la humanidad. En determinado momento del año, la capacidad de regeneración del planeta se ha agotado y comenzamos a vivir a costa del futuro.

Las noticias desde la ecología no son buenas: el cambio global propulsado por una economía cuyo único fin es el lucro y que amenaza con devastar los bosques, derretir las masas polares, inundar las costas y desertificar parte significativa del planeta, son malas noticias.

La maquinaria industrial no detiene su curso, mientras una parte de la población espera encontrar respuestas a los desafíos contemporáneos en la tecnología, esto es, en una de las dimensiones donde se radica la causa del problema.

Hoy, finales 2021 y en esta situación de colapso, muchos de nosotros, empresas, organismos públicos e instituciones incluidas estamos empezando a entender lo que significa la sostenibilidad de triple impacto, es decir, medioambiental, social y económica, para conseguir vivir en un planeta de forma armónica con la naturaleza y el resto de seres vivos

¿Qué podemos hacer para dejar de perpetuar un sistema que no cuida ni a las personas ni al planeta?

El problema es que a estas alturas la sostenibilidad ya no es la solución. Hemos de comenzar a ver el planeta de forma sistémica y trabajar en regenerar lo que hemos destruido para restaurarlo de forma permanente. 

La regeneración de la vida invita a buscar soluciones más allá de los estrechos márgenes del pensamiento moderno.

La vida se renueva en los intersticios, en la trastienda de la humanidad amenazada, en las prácticas y hábitos de vida de comunidades que han establecido otras formas de dialogar con su medio ambiente y con los seres que lo habitan.

La regeneración de vida es una búsqueda, un avance social hacia la reconexión interior con el medioambiente, la comunidad y la redistribución de los excedentes en una economía de reparto justo. Son renuevos de bosque que crecen al amparo de personas y colectividades que se saben compañeras de los árboles, animales y cursos de agua. Son, a su modo, acreedores de las deudas ambientales que genera la voracidad el capital. La invitación es a conocer esas experiencias, a reconocer su valor y a reciprocar el don con que esas comunidades han aportado a la protección del bosque nativo.



¿Cómo pasamos del estilo de vida actual a uno más conectado con los valores?

Muchas personas queremos iniciar un camino hacia una vida más consciente y regenerativa consciente para llevar a cabo cambios personales, para que nuestro estilo de vida no extraiga recursos ni dañe el planeta. Una vida regenerativa para nutrir y curar lo que está dañado, para poner el corazón en acción e iniciar procesos regenerativos con lo que está en nuestras manos, en nuestro día a día para no quedarnos cruzados de brazos. Estos son algunos de los temas que toca este Blogs como nueva publicación: Vida sostenible, regeneración, cultura creativa, vida intencional, acción por el clima, economía local, justicia social, consumo consciente, decrecimiento, sistema alimentario, agroecología, ecosalud, permacultura entre otros.

Debemos observar el planeta, observar la madre naturaleza y replicar, copiar la forma de actuar de un bosque; un ecosistema en equilibrio que se regenera a sí mismo, es necesario aprender cómo se pueden diseñar programas con el medio ambiente como base para su diseño

Según The Carbon Underground, cada hectárea de tierra agrícola regenerada genera una reducción anual de tres toneladas de carbono. Con 5.000 millones de hectáreas de tierras agrícolas en todo el mundo, en 20 años podríamos reducir el carbono atmosférico a niveles preindustriales. Generando además mejor aire, más biodiversidad, ríos más saludables, o menor riesgo de cáncer y enfermedades respiratorias.



Los programas de sostenibilidad son una base sólida para programas regenerativos y un gran progreso, pero tenemos que dar un paso más. Un paso sólido y fundamentado. No podemos volver a cometer los mismos errores. Un número creciente de empresas, periodistas y profesionales han comenzado a usar el término “regenerativo”, así como “restaurador”, “sostenible”, “ético”, y otros, casi indistintamente, sin un sentido claro de lo que estamos hablando. No tenemos tiempo de perdernos en batallas lingüísticas, es tiempo de actuar y regenerar de verdad el daño que hemos causado a nuestro planeta, a nuestra sociedad y a nuestra existencia.

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Este artículo utiliza frases redactadas por María López Escorial. Profesora en el Instituto de Empresa y consultora independiente especializada en innovación social y soluciones empresariales para combatir la pobreza. Presidenta de la Fundación Compromiso y Transparencia

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